Las diferencias

Mientras volvía a casa después de hacer la compra pensaba lo extrañas que son las cosas en este país. Ya no sé si es todo peor o menos bueno o que me estoy acostumbrando. Pero es distinto. Las calles, arquitectura, comida, coches, moda, gente... Un golpe de entusiasmo me ha invadido de pronto. He recordado que estoy aquí para vivir la experiencia, para convivir con otras culturas (que no son pocas), para probar nuevos sabores, para arriesgarme a llevar ropa que nunca imaginé que llevaría. Aquí y ahora todo da igual porque eres aceptado como diferente. La semana que viene, en principio, retomamos clases de inglés y con ello mi esperanza de comunicación. Quién sabe si esta semana nos dará tiempo a hacer un mini-viaje antes de entrar en la espiral de clases-trabajo-casa, sino seguiré imaginando opciones para vestir el piso (creo que empiezo a delirar con la decoración). También he decidido qué botas me compraré para este invierno, qué bufanda me vendría bien con el color y que molaría tener un paraguas a juego. Pero lo que más me preocupa ahora mismo, en este mismísimo instante ¡es mi pelo! Me gusta más corto pero he invertido tanto tiempo en dejarlo crecer que me da pena deshacerme de él. ¡En fin! Después de estos desvaríos que me provoca el temporal de Nottingham voy a seguir con el libro ya que la tarde se ha quedado estupenda y la luz que entra por estas enormes ventanas es perfecta.


En mi ipod suena: BSO Juno - Anyone else but you